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Migueli Marín, ejemplo de que vivir de la música cristiana es posible


16.30h. La Sala Riviera de Madrid empieza a ajetrearse con técnicos de sonido, cables y microfoneado. 17.46h. El local se empieza a llenar de personas de todas las edades: jóvenes, padres con niños, ancianos… 18.01h. Las firmes pisadas de unas botas rojas de charol hacen que el público se silencie. Empieza la fiesta. Una guitarra, ojos azules, mucha música y buen rollo. Así es Migueli Marín, un cantautor católico extremeño con 14 discos debajo del brazo. Ha compartido escenario con grandes artistas como Rozalén, Víctor Manuel, Celtas Cortos, Ismael Serrano, Danza Invisible, Pereza... en lugares tan emblemáticos como el Palacio de los Deportes de Madrid y la Plaza de la Sagrada Familia. Pero todo esto se remonta a hace tiempo.

-¿Cómo empezó en el mundo de la música?

Soy músico desde pequeño: cantaba sin parar, aprendí a tocar la guitarra con 6 años, componía mis propias canciones…pero nunca tuve en mente dedicarme completamente a esto porque me parecía un mundo demasiado complicado. Decidí trabajar con jóvenes con problemas graves de droga, cárcel y calle. En esos años me di cuenta que la música era (y por supuesto, es) una herramienta extraordinaria, más de lo que pensamos. Tras esto, publiqué mi primer disco, Qué escándalo. Dio un “pelotazo” que para nada me esperaba, se vendieron más de 15.000 ejemplares.

"La música es una herramienta extraordinaria"- Migueli Marín

-Este álbum del que habla, “Qué escándalo”, salió a la luz en 1993. 24 años después se encuentra con otros 13 discos, más de mil conciertos por todo el mundo, premios, canciones que han estado en listas de éxitos de radios nacionales como Cadena 100… ¿cuándo se da cuenta de que podía dedicarse enteramente a la música?

Tras publicar mi primer álbum, la música me fue arrancando tiempo, viajes, gente que la seguía… Todas las semanas me llamaban para hacer conciertos por España, Latinoamérica y hasta Estados Unidos. Al principio no me di cuenta del todo, porque seguía acompañando a los jóvenes, pero al cabo de unos meses la música ocupaba todo mi tiempo y decidí dedicarme a ella al 100%.

-En su disco Todo cambia tiene canciones con Ismael Serrano, Danza Invisible, Pereza… ¿en qué momento surge hacer colaboraciones con ellos?

En la urbe de Madrid están la mayoría de los grandes cantautores de nuestro país. Todos me consideran uno más, me quieren y me admiran, como yo a ellos. Van a mis conciertos, escuchan mis discos. Compartimos muchos ratos en el Libertad 8, el bar llamado “Templo de los Cantautores”, y ahí somos más que compañeros, somos amigos. Es fácil colaborar juntos, siempre lo hemos hecho con mucho gusto y alegría.

-A la hora de escribir sus canciones, ¿en qué se inspira?

Me inspiro en la propia vida: en las preguntas que se hace la gente, en sus alegrías, sus buenos actos, en la espontaneidad de los niños…Creo que hoy en día hay demasiadas canciones de desamor e historias tristes. La vida esta llena de momentos bonitos y alegres, a los que normalmente no se les da tanto protagonismo en las canciones, y yo quiero dejar este legado en mi música. Transmitir estos valores que creo que en estos momentos hacen tanta falta.

"Creo que hoy en día hay demasiadas canciones de desamor e historias tristes. La vida esta llena de momentos bonitos y alegres, a los que normalmente no se les da tanto protagonismo en las canciones, y yo quiero dejar este legado en mi música"- Migueli Marín

-Entonces, ¿cuáles son estos valores que quiere transmitir?

Alegría, alegría y alegría. Ganas de inventar cosas para que los demás vivan mejor, y posibilidad de trascender a lo que vemos y tocamos, lo llamemos amor, Dios, humanidad…

-Y todo eso es lo que la gente se encuentra en sus conciertos: se muestra muy cercano al público, habla con ellos, les bromeas…consigues que interactúen con usted, y lo más importante, con su música.

Eso es lo que la gente busca en mis conciertos: humor, risas, cantar mucho, pensar, divertirse y emocionarse. Sé que es lo más propio de mi trabajo, o al menos de como yo me lo tomo. Me adapto a quienes tengo delante, y vivimos un concierto adaptado totalmente al público, a la causa que defienda, a lo que esté pasando. Admiro la voz o la técnica de muchos músicos, pero muchos músicos envidian de mi todo esto. No todas las actuaciones o shows pueden permitirse este acercamiento o personalización de los conciertos, depende del formato y del artista.

-Hoy en día es realmente difícil vivir de la música. ¿Lo es aún más de la música cristiana?

Es muy difícil vivir de la música, y más durante toda tu vida. Gente buenísima que ha vivido muchos años de esto ahora están haciendo otra cosa. Si a eso le sumas el contenido espiritual, es aún más difícil, pero nosotros tenemos valores de vivir solamente con lo necesario, valorar el compartir, el encuentro con la gente, apoyar causas que son de todos… y eso aunque cansa, también llena mucho.

-En Latinoamérica este tipo de música está más extendido. ¿Es reconocido por allí?

He tocado muchos años por toda América, y es una experiencia muy bonita. Efectivamente me conocen mucho, sobre todo en México, Centroamérica, y en algunos estados de EEUU como Texas y Arizona. En Ciudad de México me han llegado ha decir que han escuchado mis canciones en hilos musicales de los centros comerciales. Son gente muy entusiasta y cariñosa, les gusta mi estilo directo y divertido, pero a la vez gamberro y espiritual.

-¿Cómo ve la situación actual de la música católica en España?

Animándose, con poco apoyo, pero eso como siempre. Están apareciendo músicos nuevos, muy buenos, que llenan nuestro panorama de ilusión; y gente muy perseverante que se deja la vida en esto, haciendo cosas realmente buenas y bonitas.

"En esto de las tecnologías, desapareces dos días y ya no tienes ni idea" - Migueli Marín

-Internet ha revolucionado la forma de comunicar y hacer llegar a la gente los trabajos como el suyo. Utilizas Twitter, Facebook, Youtube, Spotify... ¿Qué importancia da a las redes sociales para “publicitar” su música, sus conciertos…?

Tienen muchísima importancia y yo la verdad es que casi no las uso. Fallo mío total. Me ha pillado en otras cosas y me he quedado casi fuera. En esto de las tecnologías desapareces dos días y ya no tienes ni idea. Tendré que ponerme las pilas para seguir cuidando a los que quieren saber qué cosas invento.

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